por Cristina García Arranz
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Yumoto Koichi, nacido en 1950, es exdirector del departamento de conservación del Museo de la Ciudad de Kawasaki, Japón. La colección Yumoto Koichi es la mayor recopilación del mundo de obras relacionadas con los yōkai. Está formada por unas 3000 piezas que van desde pinturas, rollos ilustrados e-maki y tablillas ema, hasta calcomanías, kimonos y objetos de cerámica. A través de su colección, Yumoto Koichi muestra la evolución de los yōkai desde el período Edo (1603-1868), hasta mediados del siglo XX.
La obra de Yumoto Koichi representa una parte de la colección de forma visual a través de láminas que capturan la atención del lector por su colorido y singularidad. Dividido en seis capítulos, comienza con el rollo ilustrado más antiguo que se conserva titulado Hyakki yagyō e-maki (Rollo ilustrado del desfile nocturno de los cien demonios) y termina con una serie de artículos religiosos como las laminillas nosatsu o las tablillas de madera ema.
“Se dice que el temor reverencial a la naturaleza y la inquietud de espíritu originaron el nacimiento de los yōkai. En nuestro día a día, nos enfrentamos a todo tipo de inclemencias meteorológicas y desastres naturales que ejercen una gran influencia sobre la vida humana y que escapan a nuestro control. (…) Todas estas circunstancias generan un temor atávico que el ser humano jamás ha podido ahuyentar de lo más profundo de su corazón.”
La cultura de los yōkai tiene su origen en la imaginación japonesa. La población, teniendo que hacer frente a elementos que escapaban del entendimiento humano como las inclemencias meteorológicas o las enfermedades, comenzó a forjar un mundo yōkai que, con el paso de los años, fue creciendo hasta dar lugar a innumerables criaturas que atemorizaban a una generación tras otra. De ahí que la palabra yōkai signifique espíritu, espectro o demonio.
“Los yōkai representados durante el periodo Edo no eran necesariamente criaturas terroríficas. Existen numerosos ejemplos de yōkai adorables o de apariencia amistosa o con carácter próximo al de una mascota, todos ellos muy alejados de la representación de una presencia temible y aterradora.”
A partir del periodo Edo, la población cambió su percepción de la cultura yōkai y ésta pasó a estar relacionada con el entretenimiento. Se incorporó a los juegos y pasatiempos, desarrollándose juegos de mesa sugoroku, cartas, dibujos y recortables con representaciones yōkai.
“Estos objetos de uso cotidiano eran utilizados por todo tipo de personas, desde los poderosos samuráis hasta el más humilde de los plebeyos, pasando por los comerciantes. (…) La presencia de los yōkai en estos artículos de uso cotidiano da cuenta de la enorme popularidad que estas criaturas alcanzaron durante el periodo Edo.”
La representación de los yōkai se extendió hasta formar parte de la vida cotidiana de los japoneses. Por ejemplo, los podemos encontrar en los netsuke, pequeños colgantes que servían para cerrar las cajas inro, que guardaban medicamentos; e incluso como elementos decorativos de las propias cajas inro. También encontramos yōkai decorando kimonos, hanten, fajines obi, guardas de katana o mangos de puñales.
“Los rollos ilustrados de yōkai del periodo Edo son de temática variada: desde los que representan el desfile nocturno de los cien demonios, prorrogando así un tema clásico desde los tiempos medievales, hasta los que reproducen yōkai de las tradiciones populares de una zona concreta. En cuanto a su composición, los hay que cuentan una sola historia, los hay que, a la manera de las enciclopedias ilustradas, van describiendo un yōkai tras otro, y los hay también que reúnen varios grupos de dibujos para contar breves historias de corte sobrenatural, entre otras muchas variedades y estilos que fueron arraigando entre la población.”
Los yōkai incluyen innumerables criaturas, cada una con sus características y peculiaridades. Algunos tienen rasgos humanos como es el caso del bakkan nyudo (un fantasma de ojos rojos con grandes orejas y nariz), o el hannya (una mujer-demonio). Otros presentan características animales como es el caso del ushi-oni (un buey-demonio), el nekomata (un gato-demonio), o el nue (una criatura con cabeza de simio, cola de serpiente y extremidades de tigre). Existen otros que recuerdan a criaturas marinas, como el shiofuki (que expulsa espuma marina por su alargado hocico) o el kappa (un demonio anfibio con caparazón). También podemos encontrar yōkai que, teniendo una apariencia humana, incorporan características animales. Por ejemplo, el Tshuchi-gumo a veces se representa con forma humana y largos colmillos y garras. Utiliza hilos dorados para capturar a sus presas como si de una araña se tratara. Sin embargo, en otras ocasiones se le representa como una araña monstruosa.
Sin embargo, no todos los yōkai toman características propias de seres vivos, sino que existen yōkai que presentan elementos de objetos materiales como puede ser una tetera, una lámpara, una sandalia o un paraguas. A este tipo de yōkai se les conoce como Tsukumogami. Normalmente se trata de objetos que han sido abandonados por sus dueños y que están cubiertos de suciedad.
“Uno de los elementos que contribuyó en gran medida a la difusión de la cultura yōkai durante el periodo Edo fue la publicación de numerosos libros de temática yōkai. Gracias al desarrollo de las técnicas de imprenta mediante moldes de madera se produjo una gran variedad de libros sobre yōkai que convirtieron a dichas criaturas en una presencia familiar para el público.”
Existe una gran variedad de clases y estilos de libros yōkai, incluyendo enciclopedias ilustradas y cuentos kusazhoshi (libros ilustrados que narran historias sobre yōkai divertidos, amistosos e incluso torpones). Algunas de las obras más representativas incluyen el Ehon hyaku monogatari (Libro de dibujos de las cien historias) o el Ino bukkai Roku (La experiencia del señor Ino con los fantasmas).
Por último, cabe destacar la presencia de los yōkai en la actualidad japonesa. Los yōkai, pese a haberse originado hace cientos de años, siguen siendo un elemento presente en la cultura japonesa del siglo XXI. Podemos encontrar yōkai en películas, series, libros, canciones, etc. Por ejemplo, existen numerosas series anime que giran en torno a los yōkai, como es el caso de Hōzuki no Reitetsu, Nurarihyon no Mago o Yōkai Wotchi. Algunos ejemplos de películas son la trilogía Yokai Monsters (Yōkai Shirīzu) de Yoshida Tetsurō o El Viaje de Chihiro (Sen to Chihiro no Kamikakushi) de Hayao Miyazaki, inspirada en el mundo de los yōkai y que ganó el Oscar a mejor película de animación en 2003.